Una fragancia audaz que perdura. La bergamota, la davana y la canela despiertan los sentidos, mientras que el caramelo y la vainilla añaden un toque de dulzura.
Los días lluviosos son los mejores.
Se transforma de la manera más pura, como el agua; fluye con la vida y se adapta a cualquier situación. Su energía es contagiosa, pues sabe sacar lo mejor de todo.